REVISTA DE MEDIO ORIENTE - La congresista estadounidense Rashida Tlaib explicó este lunes, con lágrimas en los ojos, por qué había renunciado a visitar a su anciana abuela en los territorios en disputa en Israel, dado que el gobierno había vetado su agenda de campaña en favor del boicot a Israel. Ella y su compañera de partido Ilhan Omar organizaron una intensa campaña mediática previa, a pesar que 41 compañeros de filas del mismo partido habían visitado Israel unos días antes sin que se originara ningún revuelo al respecto. Todos los países establecen normas para permitir o denegar la entrada de visitantes, incluso de la más alta representatividad diplomática: el problema surge solamente si es Israel quien así actúa, cumpliendo con una ley aprobada hace poco más de un año. Estas jóvenes están radicalizando al partido demócrata, creando "tormentas perfectas" como la que alude a la negativa a entrar por ser musulmanas (en un país en el que la población de esa fe representa más del 20% de la población). Sus acciones, tal como nos advierte Masha Gabriel no son propalestinas sino antiisraelíes o, si prefieren a la luz de declaraciones previas, antisemitas.
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